jueves, 24 de marzo de 2011

Relatoría Antonio Cornejo Polar. "Escribir en el aire"

Relatoría 14 de marzo de 2011: Antonio Cornejo Polar.
Crítica literaria Latinoamericana.
Texto: Antonio Cornejo Polar. “La armonía desgarrada”, pp. 81-100, e “Introducción” pp. 6-17. En: Escribir en el aire. Ensayo sobre la heterogeneidad sociocultural en las literaturas andinas. CELAP, 2003.

En la Introducción a su ensayo Escribir en el aire, Antonio Cornejo Polar –profesor y crítico literario peruano fallecido en 1997– apunta que la teoría y la crítica literaria latinoamericana de las últimas décadas avanzaron secuencialmente según tres grandes agendas problemáticas, relacionadas directamente con el contexto histórico y cultural de su lugar de enunciación. Estas son la del cambio, la de la identidad nacional o latinoamericana, y la de “la reivindicación de la heteróclita pluralidad que definiría a la sociedad y cultura nuestras.” No sobra decir que el análisis teórico-crítico del autor se inserta en dicho contexto, proponiendo revalorizar la mirada social e histórica que se tiene de la literatura, así como la problemática identidad de su lugar de enunciación, América Latina. De esto es que se tiene en cuenta “la importancia de las literaturas nativas coloniales y modernas y la consiguiente necesidad de incluirlas como parte de todo el proceso histórico de la literatura latinoamericana” (pág. 8), además de la inclusión de “otras literaturas marginadas” en el canon.
Consciente y preocupado de nuestras raíces múltiples, Antonio Cornejo Polar usa el concepto de heterogeneidad “para dar razón de los procesos de producción de literaturas en las que se intersectan conflictivamente dos o más universos socio-culturales…”. A partir de esto, su análisis literario y su propuesta teórica de análisis serán en principio la interpretación de tres elementos constitutivos o núcleos problemáticos que tiene toda obra en relación con su recepción: el discurso, el sujeto y la representación. En cuanto al primero dice que son textos que contienen una densidad social e histórica resultado de discursos y tiempos heterogéneos que se entrelazan y definen el texto en busca de una hegemonía semántica. En cuanto al sujeto, acepta la concepción moderna comúnmente aceptada con que se le interpreta y experimenta, afirmando sus raíces románticas para tomar distancia de dicha valoración y reafirmar, por el contrario, su origen más antiguo; es decir, en la discusión teológico-jurídica sobre la condición del indio en América Latina, en los tiempos de la conquista española. Y esto debido a que de situaciones coloniales surgen sujetos cuya realidad es una “red de encrucijadas múltiple y acumulativamente divergentes donde el presente rompe su anclaje con la memoria” (pág. 13). Resulta pues, ser un sujeto cambiante y fluido, objeto de una realidad contradictoria, “hecha de fisuras y superposiciones, que acumula varios tiempos en un tiempo.” Antes que denunciar o elogiar la historia de nuestra situación, Antonio Cornejo Polar se afirma y afirma nuestra condición heterogénea para escapar del legado romántico y moderno que exige de nosotros unidad, continuidad, solidez y fortaleza. Y en cuanto a la representación, dice el autor que en la mimesis el sujeto actúa como de instrumento o herramienta edificante de una realidad deseada en términos de autonomía, no obstante su enunciado dependa de un sujeto real.

Consecuentemente con su análisis sobre el problema de la crítica y la teoría literaria latinoamericana, Antonio Cornejo Polar interpreta la el marco social, la recepción y la crítica de la literatura del Inca Garcilaso. Para dar cuenta de la compleja red de contradicciones de la heterogeneidad común en dicha literatura, el autor decide dar muestra de ello a partir de los discursos homogeneizadores propios del siglo XIX en busca de una comunidad integrada, y en donde Garcilaso, mestizo, es “una de las primeras en intentar la configuración de un espacio de convergencias y armonías” (82). En primera medida, el Inca abraca formas múltiples de discursos, luz de lo heterogéneo, pero de manera integradora; es decir, apela dicha diferencia a una unidad deseada, la cual es regulada, a su vez, por su condición, autoidentificación y por ende autoridad de mestizo. La estrategia textual es, pues, dar autoridad a un discurso según la necesidad de hacer legítima la condición social de una deseada e integradora identidad, la del mestizo. Entendida esta en términos de conjunción y síntesis “en función de una armónica convergencia de fuerzas disímiles y encontradas, hasta la certeza –no sin grietas– acerca del sentido providencial de la historia.” (86) Es para Antonio Cornejo Polar una armonía desgarrada ya que dicha síntesis totalizadora de lo disímil en lo homogéneo es más una utopía que una conjunción real y armónica de una realidad plural problemática. Así pues, el mestizaje termina siendo no la armónica unidad de dos mundos (el indígena y el español), sino la unidad de una “convivencia forzosa, difícil, dolorosa y traumática.” (89)

Ahora bien, las posibles ambigüedades, contradicciones, en fin, la densidad de los Comentarios posibilita valoraciones en sí potenciales. No es arbitrario que el Inca, gracias a su obra y biografía, a la recepción y los juicios crítico-sociales de estas y a la historia, sea considerado como la figura social de una construcción colectiva, como un “héroe cultural”, valorizado así por las élites intelectuales que vieron en él la fusión armónica y fundamental de las razas propias de la nacionalidad peruana. Pero hay que tener cuidado en cuanto a la proveniencia de lo que esconden y significan los símbolos culturales y políticos formadores del pensamiento colectivo, pues muchas veces la historia real –en manos de las élites– es el pretexto de ideologías deformativas, para bien o para mal, en las que creer ciegamente es vivir ciegamente.        

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